Suplemento Económico – Asunción, domingo 12 de diciembre de 1993.
Dr. Geol. Juan H. Palmieri.
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La Turba: Energía Limpia y Abundante.
Fotografía: m.ultimahora.com
Hace un par de años fuimos sorprendidos por informaciones que decían de emanaciones de humo en los suelos de los alrededores de Acahay. Dado que estos cerros, en épocas geológicas muy remotas (130 millones de años), han sido originados por efusiones magmáticas provenientes de la corteza terrestre, esta humareda que duró varios días suscitó la inquietud de la ciudadanía, por lo que los geólogos expertos visitaron el lugar y luego de las observaciones y análisis del terreno, dieron su veredicto: la humareda era producto de la quema de turbas.
La turba es un material que resulta de la acumulación de materia orgánica de origen vegetal en ambientes poco oxigenados. Varias generaciones de vegetal mueren y quedan sumergidos en bañados y pantanos (planicies de inundación), donde sufren un lento proceso de descomposición anaeróbica, por la acción de hongos, algas, bacterias y otros animales acuáticos microscópicos. Según el grado de descomposición de la materia orgánica (bajo, medio o alto), se conocen como turba fibrosa, hémica y sáprica.
En nuestro país, notamos la existencia de extensos depósitos de turba en varias partes de su geografía, especialmente en las planicies del departamento de Ñeembucú, en los alrededores de los lagos Ypoá y Ypacaraí, en las cuencas del río Acaray, en las planicies del Caañabé, San Joaquín y Yhú.
Una de las aplicaciones más importantes de este material es la de combustible, efectivo y limpio. En efecto, desde hace siglos es utilizada por la humanidad como combustible fósil y nuevamente despierta interés debido a la crisis energética mundial, ya que constituye materia prima para la producción de energía en centrales térmicas. Algunos países como Finlandia, Irlanda, Alemania, Rusia, han desarrollado sofisticadas tecnologías para el aprovechamiento de la turba como fuente de alimentación para las ya citadas usinas termoeléctricas.
En nuestra opinión, la utilización de estos depósitos podría aplicarse como combustible doméstico, así como en muchas instituciones gubernamentales, bases militares, ciudades pequeñas y ranchos alejados del suministro de energía eléctrica. Con esto, alivianaríamos en gran parte la dependencia en la importación de petróleo y gas natural, así como la depredación de nuestros bosques (es oportuno recordar aquí que aproximadamente el 50% de la generación de energía para su utilización en el Paraguay es producto de la leña).
Otras aplicaciones de la turba son para la agricultura, como fertilizante natural, para mejorar la retención del agua y obtener mayor capacidad de almacenamiento de micronutrientes. En la protección del medio ambiente, a través de la creación de zonas húmedas que pueden permitir el regeneramiento de bosques. En la industria química, para obtener carbono activo y aplicarlo como material filtrante para aguas, decoloración y purificación de productos, aire, separación del mercurio, etc. En la medicina, los principios de la terapia del iodo con turba medicinal se emplean en los países desarrollados como Alemania (existen cerca de 2.000.000 de baños y compresas de iodo en 51 balnearios) para enfermedades reumáticas, artrosis, de las vías urinarias, tratamiento posterior de accidentes, heridas, parálisis, etc.
Finalmente, los requerimientos energéticos a partir de la turba pueden ser considerables para aliviar a nuestro país en cierto grado del pago en moneda extranjera por la compra de combustible. Mejorar la calidad de los suelos carentes en materia orgánica, para las cosechas. Ayudar a preservar los bosques y producir nuevas oportunidades de empleo.
Dr. Juan H. Palmieri | Geología del Paraguay | Minería del Paraguay