Suplemento Económico – Asunción, domingo 3 de julio de 1994.

Dr. Geol. Juan H. Palmieri.
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Minería y Medio Ambiente

En el Paraguay, por el momento, la explotación minera se restringe a las canteras de piedras, del tipo basáltico, para bases de terraplén en proyectos viales y áridos para el hormigón: areniscas, cuarcitas, calizas para la industria del cemento y cales, rocas de ornamentación para corte y pulido, depósitos de arcillas para materiales de construcción, arenas y yeso, entre otros, pero las perspectivas de acuerdo con los diagnósticos nos llevan en un futuro muy próximo hacia la exploración de otros recursos como el petróleo, gas y sobre todo a las industrias de alto consumo de hidroelectricidad o electrointensivas.

Parte de estos últimos recursos mencionados podría situarse en áreas muy poco desarrolladas, en las que las necesidades básicas no están enteramente atendidas. Para estas pequeñas comunidades que se adaptaron y viven en su hábitat, cualquier transformación necesariamente afectará su medio ambiente, inclusive su cultura y organización social.

En vista de que la explotación minera es esencial para mejorar la calidad de vida y para la propia sobrevivencia y por tratarse de un recurso natural no renovable, su explotación con relación al ambiente que lo rodea deberá considerar las providencias a fin de proteger la naturaleza en el área de influencia de la explotación de esos yacimientos.

Dado que el primer compromiso de las empresas inversionistas, por su propia continuidad y expansión, por sus accionistas, clientes y colaboradores, constituye un emprendimiento sustentable, es normal que estos tengan previsto un relacionamiento equilibrado entre tareas que desarrollarán y el ambiente natural que los rodea. Por lo tanto, ellas mismas se imponen prácticas de protección ambiental.

El Paraguay, por su potencial en minería no metálica, mano de obra y disponibilidad de energía, deberá necesariamente industrializarse, por lo que las prácticas de protección ambiental deberán ser razonables y bien estudiadas y adaptadas a las características de nuestra región.

No deberíamos adoptar modelos de países muy desarrollados, que, por sofisticados y caros, impidan a las compañías que estas realicen sus inversiones en nuestro país.

En este sentido, confiamos en los profesionales que entienden este tema, así como en los parlamentarios que tienen que sancionar las leyes, de manera que en estas se contemplen las flexibilidades necesarias para que nuestro país permita desarrollar sus recursos, pero atendiendo también a su conservación.

En los sectores de minería e hidrocarburos, se están considerando estos aspectos. A través del viceministerio de Minas y Energía se ha enviado al Parlamento nacional la nueva ley de hidrocarburos, en la que se mencionan la no contaminación de las aguas, la protección de las poblaciones (sobre todo las indígenas), la fauna y la flora.

Asimismo, esperamos que el nuevo Código Minero, el que también se está preparando, tenga el mismo trato en relación al tema, de tal manera que el área correspondiente a protección ambiental no impida incorporar al Paraguay nuevas y necesarias inversiones.


Dr. Juan H. Palmieri | Geología del Paraguay